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  • Foto del escritorWill Ogilvie

2017: Sobre la paz en el mundo y su relación con el idealismo y realismo.


 

La paz no es natural, sino conquista de la voluntad consciente.

Kant lo escribió en su obra Sobre la Paz Perpetua. Dicha frase engloba un mensaje claro: la paz no es el estado natural de las cosas.

Se comienza el año reflexionando sobre el 2016 y los deseos de 2017. ¿Cuántos sirios y libios que han tenido que huir como refugiados no anhelarán la paz? Es la continuación de un deseo que pasa de una generación a otra en una historia humana repleta de conflictos.

Por desgracia, a día de hoy, no existe un gobierno mundial como el que soñaba Kant. No hay un sistema que funcione como los nacionales, que trate a los Estados como personas y por tanto controle las actuaciones de todos por igual. Hay un Derecho Internacional más desarrollado, pero los Estados son libres de padecer sus obligaciones, por lo que a nivel internacional, no todos son iguales ante la ley.

En la academia de las relaciones internacionales, han primado dos maneras de vislumbrar el mapa internacional: los realistas y los idealistas.

Los realistas defienden que el interés de los Estados debe estar por encima de las consideraciones morales o éticas, mientras que los idealistas defienden lo contrario. Los realistas dicen intentar entender a las naciones como actores internacionales, para poder predecir cómo van a actuar y así poder adaptarse al estado pseudoanárquico de las relaciones internacionales.

En un ejemplo claro, parte de la clase política occidental fue idealista, pensando que podrían instaurar la democracia en oriente medio y que las primaveras árabes eran positivas, mientras que los realistas defendieron el mantenimiento de los regímenes.

Idealismo:

Dime qué es lo correcto y lucharé por ello

“Idealistas” es el calificativo que les pusieron los realistas a los pensadores descendientes de Woodrow Wilson quien acuñó la cita. Tal es así, que esta doctrina también es conocida como Wilsonianismo o Idealismo Wilsoniano. Woodrow Wilson fue el iniciador de la Sociedad de Naciones (precursora de la ONU) y de los 14 puntos al final de la primera guerra mundial (https://es.wikipedia.org/wiki/Catorce_Puntos). Wilson podría ser el presidente norteamerciano más influyente del siglo XX, su legado es inegable.

Wilson defendía la diplomacia abierta y el multilateralismo frente a diplomacia sucia del siglo XIX, secreta y elitista. Porque para él, la finalidad de la política exterior debía ser el respeto de los valores morales y los derechos de las personas. Los votantes tienen derecho a saber qué hay detrás de las negociaciones, para poder presionar a sus representantes, así se evitarían las guerras.

Se defendía aplicar una diplomacia abierta y un desarme general. Los conflictos debían ser resueltos por procedimientos pacíficos, como la negociación. Se defendía la seguridad colectiva (si un país era atacado por otro, se interpretaba como un ataque hacia todos, por lo que se unirían en el rescate de la víctima). Los conceptos como el equilibrio de poder o interés del Estado, se asumían malignos. Era el modus operandi, que había conducido a la Primera Guerra Mundial.

Las influencias de Kant sobre Woodrow Wilson fueron notables, la idea de que las democracias no van a la guerra una contra otra, emana principalmente de Kant. Ya que el hecho de ser elegido por el pueblo conlleva una “misión” de tratar de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, siendo la guerra el peor de sus males.

Woodrow Wilson se esforzó por convencer a la población norteamericana para participar en la Gran Guerra y la la necesidad de constituir la Liga de Naciones (precursora de la ONU), pero el Congreso estadounidense rechazó su vinculación a la Sociedad de Naciones que ayudó a crear, (haciendo que naciera coja), mientras que el propio Wilson se retiraba de la escena política al comenzar a deteriorarse su salud.

Los idealistas vislumbraban un mundo mejor y promocionaban las democracias. Esta promoción la vemos en todos los discursos de sus presidentes sucesores y hay que tener en cuenta que han pasado 100 años desde la presidencia de Wilson.

El gran drama del Wilsonialismo es que heredó a la potencia decisiva del siglo XX, un alto ideario sin ningún tipo de anclaje en la realidad geopolítica de los Estados. La democracia no es un bien de consumo que se pueda exportar con facilidad.

Tras la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos se convertía en el actor internacional más poderoso. La seguirdad estratégica que le proporcionaban los dos oceános, sería de poca importancia en el siglo XX dominado por misiles balísticos. Con este gran poder, llegaría la enorme responsabilidad. Los norteamericanos tendrían que decidir hasta dónde estaban dispuestos a llegar para defender sus intereses e ideales.

Realismo:

Los fuertes imponen su poder, tocándoles a los débiles padecer lo que deben padecer.

Tucídides lo escribió en uno de los primeros libros de historia que se conocen: La Historia de la Guerra del Peloponeso. En una sola frase resume bien la postura realista.

Kant y Goethe contribuyeron al pensamiento romántico e idealista. Sin embargo, Alemania produjo otros pensadores que uniéndose a sus homónimos ingleses y norteamericanos, formarían la base filosófica de la escuela contraria en relaciones internacionales: el realismo.

Los realistas surgen como respuesta a las ideas Wilsonianas utópicas, que hicieron el desastroso Tratado de Versalles. Defendían, en vez, la paz del Congreso de Viena tras la derrota de Napoleón, un siglo antes.

Los realistas entienden que el conflicto es natural y no el resultado de un tipo de diplomacia. Los realistas más clásicos, defienden que el conflicto es inevitable, porque la naturaleza humana es egocéntrica, mientras que los neorrealistas defienden que el conflicto es inevitable, porque el sistema internacional no tiene gobierno y es anárquico, es decir, que la realidad internacional se convierte en el salvaje oeste.

El hombre es egocéntrico y va a luchar por sus intereses, de la misma manera, los Estados lucharán por los suyos, por lo que el interés nacional y los equilibrios de poder entre Estados son las variables a estudiar. Tucídides, Hobbes y Maquiavelo estarían de acuerdo.

El problema que representa conceptos como la seguridad colectiva, que tanto defendían los wilsonianos, es que se ignoran los diferentes intereses y es la razón por la que unir a Rusia a la OTAN hoy no tendría sentido, porque las alianzas se crean entre miembros con los mismos intereses. Es el problema que hay en el Consejo de Seguridad de la ONU, que un solo miembro puede vetar las acciones de los demás y enquistar las disputas como es el caso de Siria.

La seguridad colectiva tiene otro inconveniente y es que el miembro que menos le importe la paz, la usará como moneda de cambio en las negociaciones para perseguir sus intereses. Un claro ejemplo de este hecho es la conducta permisiva de las democracias ante empoderamiento de la Alemania Nazi. Con el fin de evitar la guerra, las democracias actuaron irresponsablemente, siendo manipuladas por un sentido de culpabilidad y permitieron el rearmamento alemán.

Un término que se usa de forma inadecuada como sinónimo de realismo, es realpolitik, Rochau fué quien lo utilizó por primera vez y propuso sus cuatro leyes de hierro en 1853:

1. La ley del más fuerte es determinante en política. Por lo que la sobernaía no es un derecho natural del pueblo o del rey, si no un reflejo de quién tiene el poder.

2. La forma de gobierno más efectiva, es aquella que consigue utilizar todas las fuerzas sociales del Estado, es decir un Estado pluralista. Esta segunda ley sorprende a la escuela realista más clásica, pero la ciencia política lo ha demostrado: la igualdad en participación política es de crucial importancia, ya que necesitamos que los intereses de todos estén representados, para que una sociedad funcione.

3. Las ideas tienen una gran importancia en política, pero su rol ha sido malinterpretado. La pureza o la coherencia de una idea, no es lo que más importancia tiene. De hecho muchas ideas inmorales o incultas tienen mucho más poder en política. Lo que más importa es cuántas personas comparten esa idea y la firmeza de su creencia en ella. 163 años después de esta afirmación, vivimos en el mundo de internet, parece un guiño de Rochau al futuro.

4. La modernidad ha cambiado la naturaleza del Estado. La opinión pública resulta ser decisiva en la nueva sociedad. El nacionalismo puede servir como pegamento para reconicliar fuerzas enfrentadas en una nación, que de otra manera, irían a la guerra.

El auténtico realpolitik, que luego sufrió alteraciones, combina elementos que resultarían blandos para la escuela realista de la Guerra Fría. Rochau, que fué un liberal frustrado, intuía lo que ya sabemos hoy, que un politica exitosa tiene que estar anclada en la realidad, pero tener un alto ideario.

Conclusiones: Un corazón idealista, una cabeza realista

Una política exitosa debe combinar ambas partes; el realismo es necesario para entender cómo se van a comportar los actores internacionales, pero el idealismo lo es también porque la política debe luchar por tratar de dar una respuesta a los dilemas que se presentan a las consecutivas generaciones. Hay que luchar por eliminar el paro, la desigualdad, la contaminación, por la paz en Libia y en Siria etc. Son desafíos difíciles, pero la historia no será benevolente con nosotros si no intentamos solucionarlo con una estrategía bién articulada.

Se necesita entender la realidad a la que nos enfrentamos, su contexto histórico, la opinión pública, los intereses de los jugadores, sus consecuencias. Por otro lado, al pueblo hay que esperanzarlo y defender los avances para las sociedades.

Chesterton decía que primero hay que amar las cosas y luego tratar de mejorarlas, nunca al revés. Con las personas sucede lo mismo. Por ello hay que ser un idealista en el corazón y tratar de luchar por lo correcto, pero hay que ser realista en la estrategia y aplicación de las medidas.

Fué ingenuo pretender que Versalles fuese a ser la paz definitiva ya que no tuvo en cuenta los intereses y sólo buscó culpables.

He elegido como imagen del artículo La Escuela de Atenas de Rafael, parafraseando al Papa en su discurso al Parlamento Europeo. En la pintura se ven representados la mayoría de los filósofos helenos, en el centro caminan juntos Platón y Aristóteles. Es la unión entre el idealismo de Platón, que con su dedo apunta al cielo, con el realismo aristotélico que apunta al frente, a la realidad.

Kant, con quien comenzamos el artículo lo resumió diciendo: Buscad ante todo acercaros al ideal de la razón práctica y a su justicia; el fin que os proponéis –la paz perpetua– se os dará por añadidura.

Will Watson.

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