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  • Will Watson @willwatsonog

Cómo democratizar el mundo en 10 pasos


De media, cualquier persona nacida en 2017 sera menos libre que los nacidos en los noventa.

Brian Klaas, comienza su último libro “The despot´s accomplice” con dicha frase. Klaas es un académico del London School of Economics, que se ha recorrido el mundo para poder estudiar las distintas instituciones gubernamentales de cientos de países. El libro me ha parecido tan interesante que he decidido comentarlo en este artículo.

Klaas es un experto en democracia global, transiciones democráticas y política exterior occidental. Para los que hayáis leído mi anterior artículo, lo clasifico como un seguidor de Woodrow Wilson, es decir, un idealista en relaciones internacionales. Desprecia al realismo puro que critica como cortoplacista y maquiavélico. Dedicando un capítulo entero a despreciar a Kissinger, en especial sus acciones en Chile.

La democracia esta retrocediendo y por ello el mundo se esta convirtiendo en un lugar menos estable, menos prospero y mucho más peligroso.

Coincido con él en que occidente sufre una fatiga de tratar de promocionar la democracia en el extranjero. Por mucho que nos desagrade, la democracia como modelo de Estado esta decayendo.

¿Se le puede confiar el gobierno al pueblo? ¿ha llegado el momento de abandonar la democracia y probar algo nuevo?

En Túnez, manifestantes piden la restauración de su constitución que se haya suspendida. Mientras tanto, en Egipto se disparan huelgas por todo el paí­s que han provocado el derrocamiento el gobierno. En Libia, los líderes provinciales han trabajado conjuntamente para tratar de fortalecer su nueva república independiente.

Era 1919.

Los eventos de ese año demuestran que las primaveras Árabes de 2011 no han sido el resultado de la tecnologí­a y de las redes sociales. Fue la inspiradora retórica de Woodrow Wilson, en su discurso sobre los 14 puntos, que dio la vuelta al mundo por telégrafo, lo que ayudo a disparar las protestas y rebelión contra los Otomanos.

Parsing the Differences Between Tunisia, Egypt, and Libya. Lisa Anderson

En “El revolucionario Blanco” y en “populista es la palabra del año”, defendí que los regímenes antidemocráticos están ganando terreno. Las relaciones de nuestros gobiernos con los autoritarios siempre ha sido interesante. Estados Unidos y la Unión Europea apoya a unos autócratas y se opone a otros. Oriente Medio y África, las zonas del tablero mundial más inestables, son un buen lugar para examinar estas relaciones.

La promoción de la democracia siempre tiene sus más y su menos. Los críticos dicen que se usa como máscara para tapar intereses. La realidad sin embargo, resulta ser más compleja.

La relación entre la promoción de la democracia y sus receptores es curiosa. Klaas escribe al respecto que durante la guerra fría, la posición norteamericana era: el dictador de nuestro lado es mejor que la democracia bajo órbita comunista. Es comprensible, la guerra fría resultó ser sólo fría en unas partes del mundo, siendo muy caliente en otras como latinoamerica, oriente medio, África y el sur de Asia.

Si se trata de un aliado tremendamente importante como lo han sido Arabia Saudita y Pakistán para Estados Unidos, o Marruecos para España, es improbable que se se quiera presionar en exceso a las propias personas con las que negocias. Sin embargo, Kennedy consiguió abolir la esclavitud en Arabia Saudita presionando a su gobierno. Ello demuestra que la política correcta debería de ser asertiva pero autocontrolada.

La desafección con la democracia es global y además no se puede exportar como la Coca Cola. Libia, Iraq, Afganistán. ¿No hemos perdido suficientes vidas, dinero y reputación tratando de imponer un sistema que parecen que no quieren recibir ni ellos? Los críticos tienen parte de razón, no se puede exportar como la Coca Cola, pero se puede ayudar a los Estados que lo necesitan, para que la desarrollen.

En África, un estudio muestra que 4 de cada 10 africanos no está contento con su forma de gobierno. África es una zona muy convulsa, pero sobre el mapa parece que florecen varias democracias. ¿Qué sucede? Que las ONGs inflan sus notas sobre los procesos democráticos en dichos países (para seguir recibiendo ayudas) y que en la mayoría de ellos, el sistema es corrupto. La compra de votos es masiva. Hace menos de 10 días que el presidente de Gambia finalmente ha cedido tras declarar Estado de emergencia para no pasar el testigo del poder al sucesor elegido por las urnas.

Promocionar la democracia es arriesgado, hacerlo con una mala praxis no sólo ayudaría a legitimar los regímenes antidemocráticos si no que empeora la situación. Además un dilema al que nos enfrentaremos siempre es ¿Qué sucede si las elecciones instauran en el poder a un partido abiertamente hostil hacia nosotros? ¿No será mejor dejar al déspota amigo que a la democracia enemiga?

Cada caso se deberá estudiar con cautela pero a la larga si el pueblo está en contra de su propio régimen, estaremos actuando como cómplices si apoyamos a su gobierno.

¿Cómo frenamos este abandono de la democracia y tratamos de ayudar a que los países consigan democratizarse? Klaas ofrece una receta de 10 principios:

1. Pensar a largo plazo.

La promoción de la democracia conlleva un esfuerzo continuado, por lo que la diplomacia de alto nivel resulta decisiva. Es una carrera de fondo. Habrá que hacer que los objetivos a corto plazo casen con una continua promoción. Quizás sea el principio que tiene más sentido común, pero como uno de los fallos de las democracias es que son cortoplacista y que tienden a pensar en políticas para ciclos electorales, esto que nos pide Klaas es más fácil que decir que de hacer.

2. No imponer la democracia por medio de la guerra.

Afganistán e Irak lo ejemplifican bien. Ahora bien, en caso de guerra civil como en Siria, una coalición internacional podría seguir los pasos que recomienda Kenneth M. Pollack, para solucionar el conflicto militar y poder asentar las bases políticas:

“Para solucionar una guerra civil se requiere que un poder extranjero consiga cumplir tres objetivos:

1. Debe cambiar la dinámica militar del conflicto para que ninguna de las partes implicadas piense que pueda conseguir una victoria militar y por otro lado, se requiere que las partes implicadas tengan aseguradas que no van a sacrificar a sus hombres si deponen las armas.

2. Debe forjar un acuerdo de poder compartido entre los distintos grupos para que todos tengan su respectiva representatividad en el gobierno.

3. Debe poner en marcha instituciones que aseguren a todos los jugadores que las dos primeras condiciones se van a mantener. Esto es lo que hizo la OTAN en Bosnia en 1994-5 y Estados Unidos en Iraq en 2007-10.

Una vez solucionado la vertiente militar, empezar a construir instituciones políticas sería lo propio. Poca bibliografía existe sobre cómo hacer con éxito y en poco tiempo.

3. Insistir en democracia real y coordinar la diplomacia de alto nivel con la de bajo nivel.

Hay una cosa peor que un régimen antidemocrático: la ilusión de la democracia. Ya que hace que los ciudadanos pierdan la fé en el sistema, cuando realmente no lo disfrutan. Si se compran los votos, se intimida a los políticos contrincantes, se politiza la justicia entre otros ejemplos, estaremos condenando la libertad e igualdad entre los ciudadanos, es decir, la prosperidad. Las ONG´s en muchos países actúan como cómplices del sistema y opino que lo hacen sin mala fe. Si incomodan en exceso a los gobiernos corruptos probablemente se les eche del país y si no inflan sus notas que las legitiman, probablemente reciban menos ayudas por lo que las personas de a pie a las que van a ayudar serán las que más lo sufran.

4. No intervenir en elecciones de otro país.

Sólo se debe intervenir si es para ayudar a llevar a cabo las elecciones y si no se va a favorecer a ningún partido. Hay que dar el derecho a que el pueblo hable.

Si el nuevo gobierno es hostil y peligroso, tendremos todo el derecho a intentar aislarlo e incluso intervenir militarmente (en especial si hay existencia de armas de destrucción masiva). Ahora bien, se debería hacer de manera multilateral y respetando siempre los procesos electorales.

5. Darles a los déspotas una salida del poder: las esposas doradas.

El caso de Gambia, en la que un déspota se aferra al poder no es, por desgracia, un caso aislado. En este principio pienso que Klaas es donde está más original.

Abandonar el poder en Estados africanos puede ser problemático, especialmente en la África subsahariana: 23% de los ex líderes tienen que exiliarse, 8% de ellos acaban en la cárcel y 5% son asesinados.

La psicología es sencilla: el riesgo predecible de una sucesión peligrosa crea unos incentivos muy poderosos para aferrarse al poder. La fecha de antigüedad de muchos de los líderes africanos resulta casi cómica de lo grave que es:

En occidente, ocurre lo contrario: Los Clinton se han hecho millonarios dando charlas, Obama irá por el mismo camino. En España Aznar, Zapatero y Felipe González han continuado con una vida probablemente mejor que durante su presidencia.

Si añadimos a esto a que en Estados poco desarrollados el poder se concentra en el gobierno, el resultado es que todos quieren llegar al poder y pocos quieren soltarlo. Entonces ¿Cómo ayudamos a los líderes autócratas a abandonar el poder?

Una solución polémica la tuvo el gobierno de Bill Clinton y es a lo que Klaas se ha referido con la expresión de "esposas doradas": le pagó a Cedrás 1 millón de dólares para que dejase paso a la democracia en Haití. Por si Cédras tenía dudas en aceptar el dinero, lo hizo bajo la amenaza de una invasión norteamericana. Es un caso que representa un reto moral de envergadura: premiar a una dictador del calibre de Cédras es aberrante pero ¿No merece la pena que un hombre salga impune si hay una posibilidad de salvar al pueblo Haitiano?

Cada caso debería de tratarse con cautela. La Corte Penal existe para los responsables de genocidios y demás atrocidades. Personas así deberían ser procesadas. Por lo que Klaas argumenta de una manera seductora, que la opción de las “esposas doradas” sólo debe estar disponible en los casos menos graves. Para un kantiano esto no deja de suponer un dilema moral ¿Hasta que punto es un líder perdonable? No siempre es clara esa fina línea que Klaas propone.

6. Tratar de conseguir que las nuevas democracias incluyan al régimen anterior durante las transiciones.

Cuanto más violento y más “limpieza” de las viejas estructuras hacen los nuevos gobiernos, más difícil y violento es la instauración del orden. Túnez representa un maravilloso ejemplo de esto. Parte de su éxito radica en que ha sabido incluir a parte de las viejas estructuras y personas claves del derrocado Ben Alí, en el nuevo gobierno. Nos guste o no, se trata de personas que saben hacer funcionar un país y además suelen ser poderosas.

Apartar a las élites del poder hace que las posibilidades de que fracase el nuevo orden se disparen exponencialmente, siendo más probables las guerras civiles y la degeneración de la situación en un Estado fallido.

7. No malgastar el dinero: apoyar sólo a los reformadores.

Occidente gasta millones de dólares tratando de promocionar la democracia en países como Uzbekistán. Apoyando a ONG´s que sólo pueden trabajar en el país, si no incordian a los déspotas que basan su existencia en que no emerja una democracia. ¿Por qué tiramos el dinero apoyando gobiernos que siguen cociendo a seres humanos vivos, como uno de sus medios de tortura?

Tenemos que apoyar a los gobiernos reformistas como el tunecino, que sería rayo de esperanza en las turbulentas circunstancias de oriente medio. En Túnez empezaron las Primaveras Árabes, el gobierno tunecino esta luchando por su débil democracia. Bolivia, Gana y Georgia son otros Estados que se beneficiarían de las ayudas. Son oportunidades efímeras pero de oro para nosotros.

El ejemplo de China o Rusia así como Singapur, sirve como modelo a seguir alternativo a la democracia liberal. En mi opinión, es la peor amenaza de la democratización del mundo. Son especialmente peligrosos porque las estructuras políticas internacionales que se construyeron tras la Segunda Guerra Mundial, están diseñadas de manera imperfecta, pero democrática. Tener jugadores del peso como China, que detesta la democracia, en el Consejo de Seguridad sirve como ejemplo a seguir y hará que sólo respete las normas por miedo a represalias y no ética.

8. Usar incentivos económicos para apoyar las democratizaciones y desmotivar el despotismo.

Letonia puede que sea el ejemplo más exitoso de una democratización moderna. La Unión Europea jugó el papel fundamental para ello, ofreciendo membresía si se democratizaba. La Unión tuvo un efecto similar con Estonia y Hungría.

Es una pena que el proceso en Hungría se torciera cuando Viktor Orbán se hizo con una supermayoría de extrema derecha que comenzó a sepultar su propia democracia. Es un caso en que la Unión debió de castigar, pero se ve que no se ha tenido el apetito para hacerlo. La idea es que dejamos que miembros nuevos entren si se democratizan ¿Por qué no echamos a los que se dictatorializan?

9. Aprovechar el poder que ofrecen las tecnologías de la información para oponerse a los déspotas, pero reconociendo sus límites.

En mi opinión las redes sociales no son ni buenas ni malas, son instrumentos. Por lo que pueden servir para exponer injusticias y poner en jaque a gobiernos autócratas. La rapidez de la difusión de la información hace que las personas puedan compartir ideas de una manera inmediata. Esto ayuda a coordinar manifestaciones, opiniones y percepciones de los hechos que ocurren.

Sin embargo los dictadores también han aprendido a jugar a esto, creando noticias falsas y haciéndolas virales para tener controlada la siempre maleable opinión pública.

10. Liderar con el Ejemplo.

Tenemos que tener en cuenta que la salud de una democracia depende de que varios factores se interrelacionen: el Estado, el derecho y la responsabilidad del mandato. por lo que la democracia perfecta no existe, si no que hay aproximaciones y cada sociedad intenta paliar sus defectos como puede.

Ni España, ni la Unión Europea ni mucho menos Estados Unidos son democracias perfectas. Es un problema por que es munición para todos aquellos que se oponen a nuestro sistema.

Que el mandato con más poder del mundo sea una elección entre una dinastía Clinton que no se termina de ir del poder y un millonario playboy que se enfrentó a todos los medios y celebrities y que aun así ganó las elecciones es preocupante.

Los medios de comunicación son el cuarto poder y ninguna de nuestras naciones se toma en serio separarlo del ejecutivo, el legislativo y el judicial. La falta de imparcialidad de los medios de comunicación, es en mi opinión, la falta más grave de nuestros sistemas democráticos. Es la causa principal de la polarización en las posiciones políticas de los ciudadanos, favorece la corrupción y manipula la opinión pública según sus intereses.

Estados Unidos sufre una manipulación de circunscripciones que favorece que muchos congresistas sean reelegidos, por que el país esta dividido según los votantes sean demócratas o republicanos. Las circunscripciones están dibujadas para conseguir unos resultados determinados. Esto a su vez crea una irresponsabilidad por su parte porque aunque pongan en jaque al gobierno, saben que van a ser reelegidos. Se pierde lo que he denominado como la responsabilidad del mandato: si tu me votas es por que crees que voy a defender tus necesidades. Si salgo reelegido automáticamente aunque no lo haga y además voy abiertamente en contra, algo va mal.

Por otro lado la financiación de los partidos es tremendamente opaca y los lobbies con demasiada frecuencia capturan el interés público.

Todo ello esta provocando la decadencia del sistema democrático. Una decadencia que sólo puede ser corregida con esfuerzo. Todo lo que no se cuida, decae y nuestras instituciones no escapan a ésta máxima.

El mundo se esta volviendo más volátil y peligroso, sean los 10 principios de Klaas la solución o no, lo que tengo claro es que coincido totalmente con él en el diagnóstico. Aquí os dejo un mapa de la organización gubernamental del mundo según el índice de libertad de los ciudadanos. Más abajo encontraréis las caras y nombres de las personas en el poder.

Cada vez se va a volver más rojo este mapa, por que como dijo Edmund Burke, que comparte cementerio con Chesterton: Para que el mal triunfe en el mundo, basta con que los hombres buenos no hagan nada.

Will Watson

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